Si el presidente de su país le rinde culto a los
militares, eso no debería representar mayor problema porque todos lo
hacen. Sin embargo; en Venezuela se bate el cobre de manera diferente.
Los defensores de la patria ya no saben que hacer. Dirigen ministerios,
venden pollos y participan en la campaña presidencial de nuestro
comunista No. 1 de la América Latina y el mundo, cuidando así; sus
preciados "estatus quo" en la vida civil bolivariana, cueste lo que
cueste.
Como Venezolano que ha rodado durante esta vida un poco más
de 4 décadas, siento una inmensa pena por mi país. No hace falta leerse
un periódico para vibrar con la realidad que nos rodea y cito a la
prensa por que la televisión sin lugar a dudas; ha sido trastocada por
la ley resorte.
Para todos es conocido que Globovisión le da la vuelta a
los intereses de este desgobierno, pero el resto deja mucho que desear
en cuanto al desarrollo del periodismo crítico. No basta con
divulgar una noticia sino que se hace necesario abordarla y discutirla
hasta lograr un consenso por la solución de lo planteado. ¿Pero con
nuestra crisis política quién se atreve a algo así?.
De un día para otro este país se vino para abajo. El antes
y el después del Viernes Negro a trazado en nuestra historia una clara
diferencia entre la Venezuela que prometía desarrollarse y la actual que
a diario ofrece crímenes de todo tipo, inconformidad y una acelerada
podredumbre que no parece contenerse nunca.
¿No se que es peor, si la antigua corrupción de antes o la
actual?
En fin corrupción es corrupción pero es que ahora la
actual, está repleta de militares designados por el dedo conquistador
del superman bolivariano que tenemos por presidente y estos grandes
coños de sus madres tratan al país como territorio invadido para hacer y
deshacer a sus anchas.
En lo personal y motivado a mi mentalidad libre y
evolucionada, no me cuadra la función ni el pensamiento militar. En mi
humilde opinión esto no es más que una aberrante forma de malgastar el
dinero de un país que tanto lo necesita para atender otras áreas pero
estos han sido los valores que heredamos y nos los tendremos que calar
hasta que finalmente entendamos que esto no es más que basura que no
conduce a nada bueno.
Cuando escribo estas reflexiones se me pasa por la memoria
aquella nota pictórica de la que habló Chavez; que estando en un cuartel
se echaba debajo de la ventana a espiar las conversaciones de sus
superiores. ¡No joda... ! Me digo yo. ¿cómo no vamos a estar hundidos en
esta pesadilla robolucionaria?. Lo menos que puede haber en la fuerzas
armadas es una vaína llamada honor pero al juzgar por los hechos se
puede apreciar que este valor es interpretado y entendido por muy pocos.
Si vemos quien ocupa el ministerio de justicia pues un
ex-militar golpista. Si chequeamos quien gerencia el metro de caracas
pues resulta que un general, si vamos al seniat no encontramos con otro
uniformado y así continua la extensa lista de los militares que
olvidaron la función que el país les había encomendado y se pasaron a
usufructuar los estadios que tradicionalmente ocupaba la población
civil.
Nadie puede negar que a pesar de existir un vestigio de lo
que fue nuestro sistema democrático los militares golpistas prosiguen en
su idea de apropiarse de todo aquello que no les pertenece.
Estamos ante un golpe de estado que desde hace 8 años
prosigue en su cometido y que pretende continuar así; por varios más.
(Ante las próximas elecciones ¿Ellos serán garantes de qué?
Tristemente estos militares le dan soporte a una idea que
tarde o temprano también se los irá a tragar y que no es otra que el
comunismo.
La ignorancia que manifiestan al acceder a un nuevo estatus
dado por el gobierno y que no tiene contraste posible con lo que están
haciendo con nuestro hermoso país, no tiene nombre.
Venezuela es un desastre. Venezuela esta repleta de
buhoneros supuestamente alfabetizados y muchos de ellos duermen en las calles como
perros salvajes.
Claro esta; todo se soluciona con una declaración del máximo
líder y fin del asunto.
Vuelvan caras grandísimos cobardes. Atiendan el llamado de
su conciencia si es que les queda alguna.
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