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¡Estamos al aire Mr. President! ¡Chito todo
el mundo que el comandante va a hablar!. ¡Los que no pudieron sentarse
junto a el, se jodieron hasta que venga el próximo corte, si es que lo
hay! Se inicia así otra elucubrada transmisión obligada de la telenovela
No. 1 en la república anti-imperialista de Venezuela. El personaje
central respira profundo solicita su característico cafecito y comienza
a revolver los 2 o 3 kilos de informes que se posan sobre su escritorio
cual partida de domino, extrayendo de este revuelo la cochina con la que
va a iniciar su alocución No. 104.562. Mira hacia la audiencia y con
actitud desganada espera por aquello que la hará ganarse sendos aplausos
por su genial ilación entre el pasado de hace 200 años con el presente
turbio del hoy. Una vez que la audiencia entra en calor con su revelador
e histérico frenesí, el personaje se hinchara de ganas denunciando en su
hablar monotemático cualquier anomalía detectada entre los papeles
que tiene al frente, alzando la voz, frunciendo su entrecejo,
gesticulando con las manos de un lado a otro, emulando a la perfección
al robot de la familia Robinson, ¡peligro!, ¡peligro!, ¡Dr. Smith!,
interrumpiéndose a si mismo con su breve y profundo HUM. Mira hacia los
lados con renovado disgusto y le reclama a la gente de producción que no
le han colocado a su lado el escupidero que otrora empleaba el
benemérito José Vicente Gómez. ¡Que asco! ¿Recuerdan ustedes que por
aquí en palacio se paseaba una barragana y era ella quien decidía los
ascensos militares mientras que su maridito vivía pegado a una botella
de whiskey gringo? Ahora ya no... porque la revolución a limpiado y
barrido a la plaga que osaba darse esos gustos a costa de la pobreza de
un pueblo noble, que por errores del destino voto por ellos para que
estos señores puntofijistas, luego los violaran en su inocencia y
sacrificaran sus ilusiones y expectativas. El ambiente se torna eufórico
y en un arrebato de locura gritan al unísono un prominente: UH AH CHÁVEZ
NO SE VA. El líder de la revolution altisonante sonríe de en par en par
y agita sus brazos hacia arriba apoyando el coro y exponiendo sus asilas
ocultas bajo una chamarra blindada anti-cía. Sintiéndose feliz procura
hacerse el desentendido para evitar la manifestación tan clara del
favoritismo ganado a punta de petro-dólares. De pronto el país entero
enmudece y este silencio comienza a viajar aceleradamente en medio del
asombro por inimaginables caminos que cruzan las fronteras de nuestra
nación, llegando un eco estruendoso de que algo esta pasando en
Venezuela. Atónitos y habidos de información nos lanzamos a la aventura
de indagar ¿qué fue lo último que paso?. Encendemos la televisión
queriendo saciar esta nueva interrogante, pero nos encontramos con que
están transmitiendo Betty La Fea y para rematar la locación del
día ya no era el salón de desfiles en Eco-moda sino el auditorio del
Tribunal Supremo de Justicia. Donde un centenar de calimeros vestidos
con toga y birrete, se daban el gusto de entonar las consignas ideadas
por el MVR durante el revolcatorio para alabar al máximo líder de todos
los tiempos, que en su versión mejorada, éste si ha sido capaz de
meterse las manos en los bolsillos y comprar a cuanto pinguino leguleyo
se le parara al frente para pedirle.

¡Por fin tenemos un precio justo por la
venta de nuestras sentencias! ¡Así como el precio del petróleo se
dignifico ya nos tocaba a nosotros! Se repetían sin cesar en lo
profundo de las carcasas esas, que llaman mentes, pero sin que estas
verdades salieran a relucir a través de sus indulgentes e imparciales
labios. Con la boca auto-censurada prosiguieron en su orgía comunista
repitiéndose una y otra vez, que por fin vamos a tener nuestros propios
yates para pasear junto con el de Aristóbulo en Morrocoy, que el BMW que
me quería comprar ahora es una realidad ni pensar en la gran vida que
nos vamos a dar cuando se avengan las vacaciones judiciales por allá en
las playas mediterráneas de las Europas, dejándole mayor espacio libre
al pueblo cuando éste baja a La Guaira a broncearse con el sol
ultravioleta que la polución de los gringos ha dejado para ellos. ¡Que
reflexionar tan hermoso! ¿Qué más te puedo decir hermano? Nadie tiene
idea lo que se siente patear las escaleras de Pajaritos y que luego al
aproximarme al piso 2021, me designaran millonario de oficio. - Cita un
destacado asistente. ¡Que depinga es mi país! El sueño americano no está en los Unites States, está
aquí y todos lo podemos alcanzar siempre y cuando sigamos con afán y
emotividad a nuestro rey del rating que deja a Betty La Fea en pañales
en cuanto a su calidad para crear suspenso y melodrama. ¿Cómo lo logra?
¿Cómo es que el elegido tiene ese talento natural de provocar en las
multitudes ese regurgitar orgásmico que tanto gusta a ignorantes y a
ilustrados comunistas por igual?
La respuesta es sencilla. Mr. President hace
el papel de Betty. Injustamente el es auto-menospreciado por ser mestizo con
pelo malo, por haber nacido en un hogar humilde y sin la nariz aguileña
de Tom Cruise. Con estas desventajas actuando en su contra no le quedo
otra más que asumir el rol de mamá dolores en sus inicios y transmutar a
la modernidad compitiendo con lo nuevos esquemas con que la novelas
latinoamericanas son desarrolladas. En cada nueva entrega, revela la
incógnita del día anterior y siembra otra para el día siguiente. Durante
el intermedio arma un alboroto repleto de retórica sobre cualquier tema
que pueda ser de interés común y ya con eso tiene. Los medios, los
periodistas y sus respectivos auditorios se encargarán de hacerle eco a
todo cuanto el dijo, jugando eternamente con la interpretación de la
interpretación de aquello que no es aquello pero que sin embargo; es un
hecho que a pesar de no haber sido, seguirá regenerándose una y otra
vez, demostrando la inconsistencia de lo inconsistente. De esta forma,
temas como el viaducto, la recuperación de Vargas y la implementación
del sistema demo-comunista, libre-obligado, el cual es
participativo-exclúyente, empobrecedor-reivindicativo y demás
dicotomías lingüísticas, seguirá alimentando toda alharaca mediática
interponiéndose entre la realidad y la percepción objetiva de la misma.
Es hora de que Venezuela despierte y reaccione ante tanta perversión.
¿Cuanto más hay que esperar?
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